jueves, 1 de enero de 2009

De por qué las mejores ideas se me ocurren en la ducha

La ducha, interminable sucesión de gotas de agua más o menos frías, más o menos calientes, según la época del año y/o el estado psico-físico de la persona en cuestión.

Ella produce un especial efecto adverso en mi persona. Sucede que tiene la hermosa capacidad de sucitarme las mejores ideas, las más creativas. Es en la ducha donde encuentro la veta artística ¡He aquí mi secreto! Todo mi ingenio, cual Sansón con su cabello, esta depositado en las antes mencionadas gotas de agua.

Claro que esto, a se vez, acarrea consecuencias. Acaso el mayor peligro que la ducha posee es la adicción a sus efectos. Es que el ego, se sabe, esta muy enamorado de sí mismo. En un afán desmedido de creatividad he llegado ducharme hasta tres veces en un día, no quedando excusa en mi cuerpo por limpiar. También han sido inocentes víctimas de sus efectos mis dedos, específicamente las yemas, que sin comerla ni beberla hubiéronse visto totalmente arrugadas por aquellos interminables minutos bajo el agua.

He caído en la desgracia de poseer bañera, ¡Demonio vestido de loza! que con sus encantos me ha instado a afofarme dentro de su forma sarcófaga en incontables ocasiones.

Que bueno que a diferencia del agua, la creatividad no se acabe nunca.

(Que malo que el agua se acabe.)

3 comentarios:

carmela dijo...

Me encantó.
¡Mucho!


Esta frase lo puede todo "Es que el ego, se sabe, esta muy enamorado de sí mismo".


sos una genia amiga.

muaaaaa

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
tefi dijo...

A TU VESTIDO DE LOZA, mi saco de río


En general, no me gustan las inmersiones.
Pero hete aquí que el señor general está viejo y preso (en su domicilio como todo general viejo que aún sostiene las mismas desgastadas ideas acerca de los subversivos -no era mi intención irme por las ramas, o por las cañerías mejor dicho).
Entonces muy de vez en cuando lleno la bañadera y dejo pereciendo a mis músculos bajo los efectos del agua tibia.
Mientras tanto carezco de ideas, no tengo creatividad más importante que la de inventar historias entre mis manos y la espuma. Y luego, al salir de la tumba acuática me siento más vieja que antes porque, como he mencionado arriba, mis carnes están blandas y la piel que las cubre arrugada en exceso. Apoyo mi cuerpo blando sobre los mosaicos frescos, me envuelvo entera en el interior de una toalla grande y blanca y voy a renacer sobre la cama amplia de mi madre.
Por lo expresado, espero que se deduzca mi preferencia por las aguas que fluyen.